El ejercicio de la abogacía se desarrolla en el marco esencial de un derecho fundamental constitucional como el de la tutela judicial efectiva y nos obliga a preservar un especial ámbito de libertad en la crítica y en la expresión. La función desempeñada por el abogado es una “función de Estado”, y en el desarrollo de la libre expresión “funcional o profesional” podría verse afectado otro derecho fundamental como el derecho al honor, bien del cliente, del Tribunal, o la mayor parte de los casos, del Letrado contrario.
En este trabajo se analiza el ámbito de la libertad de expresión del abogado con ocasión del ejercicio de su función, la afectación de los diferentes sujetos protagonistas del proceso judicial y los efectos que se concentran en la responsabilidad civil por el daño causado al derecho al honor y fama pública, tanto patrimoniales como estrictamente morales.