La adopción de las normas GloBE constituye un ataque sin precedentes a la legítima utilización de una amplia gama de beneficios tributarios que «anidan» en el impuesto sobre sociedades (o equivalentes) de más de 140 países del mundo. La interacción de sus tres vigas maestras (QDMTT, IIR y UTPR) es incompatible con un importante abanico de estímulos a la inversión que se aplican en todas las regiones del mundo.Por otra parte, existen más de 2500 Tratados y Convenios de promoción y protección de inversiones (IIA’s y BIT’s) en los cuales se establece que los conflictos jurídicos vinculados a la inversión extranjera se resolverán mediante arbitraje internacional vinculante. Si a consecuencia de las normas GloBE se logra desmantelar el régimen mundial de incentivos tributarios a la inversión, es posible que las empresas damnificadas encuentren amparo en el arbitraje internacional. No parece probable que el «desalojo en bloque» de este cúmulo de estímulos tributarios —así como la aplicación de algunos elementos estructurales de GloBE— consigan superar el duro tamiz de los estándares sustanciales que el Derecho Internacional de las inversiones viene aplicando desde hace muchos años.
The design and effects of the GloBE rules constitute an unprecedented attack on the appropriate use of a broad group of tax incentives that are «nested» in the corporate tax (or similar) in more than 140 countries around the world. The interaction of its three main axes (QDMTT, IIR and UTPR) is incompatible with a considerable number of investment incentives in force in all regions of the world.Furthermore, there are more than 2.500 Investment Agreements (IIAs and BITs) in which legal disputes related to any foreign investment are solved through a binding international arbitration. If as a result of the GloBE rules application, the global regime of investment tax incentives is seriously injured, probably the damaged companies may find aid in the international arbitration. It does not seem likely that the «en bloc» elimination of this wide range of tax incentives —as well as the application of some structural elements of the GloBE rules— will be able to overcome the hard sieve of the substantial standards that International Investment Law has been applying for many years.