En las últimas semanas ha resurgido el debate sobre el acceso a la carrera judicial, a raíz de una propuesta legislativa que plantea incorporar directamente a jueces sustitutos como titulares. Lejos de cuestionar la valía de quienes han ejercido en esa condición, este artículo se centra en el modelo institucional que se pretende modificar. El problema no es quién accede, sino cómo se accede. Cuando se relajan las garantías de mérito, capacidad e igualdad, lo que se pone en juego no es solo la estructura de la carrera judicial, sino la confianza ciudadana en la imparcialidad del sistema. Algo que, curiosamente, solo se produce respecto de la Carrera Judicial. Un turno que, también curiosamente, Óscar Puente criticaba hace pocos días.