Los agentes estatales son los actores legitimados para confrontar los delitos de genocidio, crímenes de lesa humanidad y de guerra. Asimismo, y paradójicamente, estos actores son frecuentemente los perpetradores, espectadores pasivos e incluso encubridores de estos crímenes, y quienes obstaculizan o no impulsan procesos de memoria, verdad y justicia. Estudios socio-legales han comenzado a prestar atención a actores de base, particularmente organizaciones de la sociedad civil, como sujetos de resistencia. Este artículo hace especial foco en las víctimas. Primero, se explorarán las diferencias respecto de las organizaciones de la sociedad civil. Luego, se analizará críticamente el paradigma imperante. Finalmente, se problematizará si un nivel de agencia más allá de la encerrrona estatalista puede abrir las puertas a mayores niveles de resistencia.