Antonio Casado Tendero
Como cualquier miembro de la oligarquía urbana del momento, don Mendo de Contreras y Benavides, pretendió perpetuar su linaje contrayendo matrimonio hasta en tres ocasiones. Con su primera esposa, doña María Chacón, que no le sobrevivió, no pudo concebir descendientes; como tampoco lo logró con su última cónyuge, doña Melchora de Hermosilla y Vilches, unión ésta efectuada a edad avanzada, en el ocaso de su vida. Con su segunda esposa, doña Francisca Fernández de Córdoba Bustamante, sí consiguió una fecunda descendencia, pero sus tres hijos varones mayores fallecieron en el servicio de Su Majestad, por lo que la perpetuación de su casa se hacía complicada; y más si cabe cuando su único hijo varón, don Luis Tomás, no tuvo descendencia legítima. Solo su hija mayor, doña María Felipa, fue capaz de perpetuar su linaje emparentando con familias de la nobleza titulada; pero perdiendo indefectiblemente el apellido paterno.
Like any member of the urban oligarchy of the time, Don Mendo de Contreras y Benavides, tried to perpetuate his lineage by marrying up to three times. With his first wife, Doña María Chacón, who did not survive him, he could not conceive descendants; nor did he succeed with his last spouse, Mrs. Melchora de Hermosilla y Vilches, a union that took place at an advanced age, in the twilight of his life. With his second wife, Mrs. Francisca Fernández de Córdoba Bustamante, he did achieve fertile offspring, but his three eldest sons died in His Majesty’s service, so the perpetuation of his house was complicated; and even more so when his only male child, Don Luis Tomás, did not have legitimate offspring. Only his eldest daughter, Doña María Felipa, was able to perpetuate his lineage, relating to families of the titled nobility; but inevitably losing her paternal surname.