No basta en el mundo del derecho, sólo saber (poco o mucho), sino demostrar que se sabe, y ser capaz de trasmitir esa sensación para ganar la autoridad necesaria. Por ello, una explicación, una cita, una anécdota, dichas a tiempo y en el momento oportuno, en nada perjudican, y ayudan a humanizar y acercar el derecho al ciudadano, al cliente; es más, si lo pensamos fríamente, en esta vida, nosotros somos la anécdota. Y las máximas, expresiones y frases diversas, contienen muchas veces, más preguntas que respuestas, y son materiales indispensables para mantener la integridad y la identidad del jurista.