Agustí García Larios, Andrea Tappi, Javier Tébar Hurtado
Este artículo aborda la conexión actual entre la Historia como disciplina y la enseñanza de la Historia, con especial atención a la resultante de dicho binomio plasmada en una renovación crítica de la historia que responda a las necesidades actuales de la sociedad. Para ello, se aborda la crisis actual de la disciplina histórica y se subraya la disminución de la confianza en métodos y enfoques tradicionales, al tiempo que, a pesar de esta “crisis”, se aboga por una visión de futuro optimista, en la medida que las crisis pueden ser oportunidades para la renovación de la historiografía. Asimismo, se enfatiza la importancia de integrar nuevas perspectivas y voces en la Historia, lo que conduce a una cierta descentralización de la disciplina, y se pone en cuestión el impacto de las tecnologías de la información en la enseñanza y la investigación histórica, por cuanto debe ir acompañada del desarrollo de un pensamiento crítico en los estudiantes. El texto también resalta la importancia de la Historia en la comprensión de la identidad y los desafíos contemporáneos, y propugna una visión de la Historia como un instrumento social crítico. En este sentido, se plantea la necesidad de una historia global que conecte lo local con lo global, integrando diversas temáticas y enfoques. Por último, se subraya la responsabilidad de los historiadores en la educación y en el debate público, haciendo énfasis en que el conocimiento del pasado es imprescindible para la toma de decisiones éticas en el presente y futuro.
This article addresses the current connection between History as a discipline and the teaching of History, with special attention to the result of this binomial, embodied in a critical renewal of history that responds to the current needs of society. To this end, the current crisis of the historical discipline is addressed and the decrease in confidence in traditional methods and approaches is underlined, while, despite this “crisis”, an optimistic vision of the future is advocated, insofar as crises can be opportunities for the renewal of historiography. Likewise, the importance of integrating new perspectives and voices in History is emphasized, which leads to a certain decentralization of the discipline, and the impact of information technologies on historical teaching and research is questioned, as it must be accompanied by the development of critical thinking in students. The text also highlights the importance of History in understanding identity and contemporary challenges, and advocates a vision of History as a critical social instrument. In this sense, the need for a global history that connects the local with the global, integrating diverse themes and approaches, is raised. Finally, the responsibility of historians in education and public debate is underlined, emphasizing that knowledge of the past is essential for making ethical decisions in the present and future.