La ironía de Pérez-Reverte no solo es un recurso estilístico, sino una herramienta crítica para cuestionar la narrativa oficial sobre la democracia española. Al sugerir en redes sociales «releer la Constitución» después de medio siglo, invita a una introspección colectiva sobre cómo se ha implementado el pacto constitucional y las consecuencias de su desnaturalización. Su crítica apunta a una erosión de la confianza en las instituciones democráticas, destacando que la desviación de los principios constitucionales afecta no solo a la política, sino a la legitimidad del Estado de Derecho. Pérez-Reverte no solo denuncia la acción de los políticos, sino también la inacción de la sociedad ante estos procesos. El término «anticonstitucional» adquiere un peso discursivo que provoca una reflexión sobre el presente y el futuro de la democracia en España. Su intervención busca abrir un debate más allá de lo legal, planteando cuestiones sobre el papel de los ciudadanos en la defensa activa de los principios constitucionales. La crítica no es solo una denuncia, sino una invitación a reconsiderar el valor y significado de la Constitución, entendida no solo como un texto legal, sino como un compromiso vivo con la justicia, la libertad y la igualdad.