La liberación del tiempo de trabajo para poder vivir mejor es una de las aspiraciones más genuinas del movimiento obrero. En el siglo XXI, con formas de producir y de organizar empresas muy distintas a los viejos esquemas fordistas y tayloristas, esta cuestión tiene muchas más complicaciones y condicionantes. Sigue siendo un debate de época que España tiene que asumir para mejorar las condiciones de vida de sus clases trabajadoras y populares, pero también para mejorar los incentivos sobre los que crear valor en los tiempos que están por venir.