, José García San Pedro
En este trabajo se pretende dar una visión general de los movimientos migratorios, en especial de los que entran irregularmente en España y que pueden ser autores o víctimas de delitos, aunque también se tratan otras cuestiones. Inmigración —en particular la ilegal— no puede relacionarse, sin más, con un aumento de la criminalidad. No hay razas o nacionalidades criminógenas en sí. La caída en el delito obedece a los llamados en criminología factores de riesgo, en especial las cuestiones económicas, sin olvidar otras de carácter familiar, laboral, cultural, social… En los inmigrantes irregulares —también en algunos regularizados— suelen concurrir más factores de riesgo que en la población asentada, y de ahí que en las estadísticas sobre criminalidad su presencia sea proporcionalmente mayor que la de los españoles. A corto plazo no va a disminuir la llegada de ilegales por el efecto llamada —y otros motivos— que lleva consigo nuestra deficiente política migratoria. La inmigración es necesaria, pero debe ser controlada, lo que no es fácil, pues cada vez es mayor el éxodo de muchos pueblos hacia Europa.