Delyana Milenova Koseva
La sentencia 202/2024 del Juzgado de lo Social N.o 1 de Murcia analiza un conflicto sobre la denegación de un turno fijo de mañana solicitado por un trabajador para conciliar su vida familiar, al amparo de un acuerdo interno empresarial. La empresa fundamenta su negativa en el incumplimiento de los requisitos previstos en el citado acuerdo, especialmente, en la inexistencia de otro trabajador disponible para cubrir el turno y en la insuficiente acreditación de las necesidades de conciliación del solicitante. El tribunal desestima la demanda considerando ajustada a derecho la actuación de la empresa, pero su análisis se limita al control formal del cumplimiento de los requisitos del acuerdo, sin valorar la dimensión constitucional del derecho a la conciliación. Además, la sentencia admite como válida la prueba obtenida por un detective privado para comprobar la disponibilidad horaria del cónyuge para asumir el cuidado de los hijos, lo cual genera dudas acerca de si la actuación empresarial vulnera el derecho fundamental a la intimidad familiar. Aunque formalmente correcta, la sentencia refleja una interpretación restrictiva de los derechos de conciliación.
The Judgment 202/2024 from the Social Court No. 1 of Murcia analyses a dispute regarding the denial of a fixed morning shift requested by an employee to reconcile his work and family life, based on an internal company agreement. The company justified its refusal on the grounds that the requirements established in the agreement were not met, particularly the absence of another worker available to cover the shift and the insufficient evidence provided by the employee to substantiate his need for reconciliation. The court dismissed the claim, deeming the company’s actions lawful, but its analysis was limited to a formal review of the agreement’s requirements, without addressing the constitutional dimension of the right to work‐life balance. Furthermore, the judgment accepts as valid evidence obtained by a private investigator to verify the spouse’s availability to assume the childcare responsibilities. Thos raises questions about whether the employer’s actions infringe upon the fundamental right to family privacy. While formally correct, the decision reflects a restrictive interpretation of work‐life balance rights