La posición del presidente Donald Trump en las encuestas mejoró inmediatamente después de sus múltiples acusaciones penales. Esta evolución ilustra el fenómeno de la polarización afectiva: intenso conflicto y animadversión entre los partidos, y preferencias políticas intransigentes que no responden en absoluto a pruebas sólidas. En este artículo se presenta un breve repaso de las pruebas que documentan la intensificación de la polarización afectiva en Estados Unidos, se identificarán las posibles causas subyacentes de este fenómeno y se ofrecerán algunos comentarios críticos sobre los esfuerzos por desarrollar “tratamientos” que puedan mejorar la animadversión hacia el exterior.
President Donald Trump’s standing in the polls actually improved in the immediate aftermath of multiple criminal indictments. This development illustrates the phenomenon of affective polarization: intense conflict and ill will across the party divide, and intransigent political preferences that are entirely unresponsive to strong evidence. In this paper, I will provide a brief review of the evidence documenting the intensified state of affective polarization in America, identify possible underlying causes of this phenomenon, and offer some critical commentary on efforts to develop “treatments” that can ameliorate out-party animus.