El trabajo se ocupa de la labor del Estado en el campo normativo económico, redistributivo y productivo. Se argumenta en pro de la igualdad ante la ley y se hace la crítica de las facultades discrecionales por razones económicas y de estabilidad política. A juicio del autor, la acumulación de facultades discrecionales en el Estado incentiva en Chile la lucha sin cuartel por el control de ese poder político-económico, causando división social e inestabilidad político-institucional. En el campo redistributivo, la tarea del Estado debe enmarcarse entres principios: a) que los beneficios efectivamente lleguen a los más pobres, cosa que no ha ocurrido; b) que el beneficiario tenga libertad para escoger, y c) que el Estado no sea un gestor monopólico. En el área de la producción se critica al Estado empresario por un conjunto de razones de eficiencia económica y conveniencia política.