José Francisco Escudero Moratalla, Daniel Corchete Figueres, Sonia Alarcón Casermeiro
El presente artículo contiene toda una serie de conceptos y expresiones latinas, jurídicas y ajurídicas. Así, durante, más de cuarenta años, se han ido recogiendo de modo paciente y pausado… disfrutando. Porque uno de los placeres más grandes y bellos que se puede enseñar a un jurista, es perderse en los mundos que diseñan los libros antiguos jurídicos, sus máximas, citas, locuciones y principios (con su belleza intrínseca), son todo un compendio de experiencias, de sustancia, de emociones que nos transporta más allá de la aridez del texto jurídico profesional diario. Cada expresión, representa una concentración de saber, de vida, de regusto por el derecho que nos hace sentir cercanos a todo el cúmulo de seres que nos han precedido y que han reflexionado sobre la vida social que en el fondo es el derecho (ex facto ius oritur, es decir, el derecho nace del hecho). Este trabajo, también quiere ser un sentido homenaje a D. Luis Vivas Marzal, Raimundo de Miguel, a Herrero Llorente, al profesor Tarazaga, a Santiago Posteguillo, y a quienes han dedicado lo mejor de su tiempo a investigar, a desenterrar, a descubrir, a dar visibilidad y actualidad a unos conocimientos «imprescindibles» para «crecer» como jurista. Además, su conocimiento, es un potente antídoto contra la arrogancia contemporánea. Nos inspira humildad, descubrir cuántas de nuestras hipótesis y pensamientos, que tan novedosas y plausibles nos parecen, han sido puestas a prueba y manifestadas ya con anterioridad, no una, sino muchas veces, y de innumerables maneras. Como diría Josep Pla: «Todo está ya dicho». Únicamente, recordar una vez más, la importancia de las expresiones que a continuación se referirán, ya que Roma con su propia esencia, por una parte, y por otra, como albacea de la herencia helénica, transmitió y canalizó todo un legado intelectual de irrefutable belleza y significado para nuestra sociedad actual, que se manifiesta en dichas expresiones.