Markos Mamalakis, Oscar Muñoz Gomá, Juan Andrés Fontaine Talavera
La experiencia chilena puede dividirse en tres períodos. Primero, el que va de 1973 hasta mediados de 1979, que corresponde a un exitoso esfuerzo de normalización. Durante esta etapa se consiguieron logros extraordinarios en la corrección de los graves desequilibrios que caracterizaban ala economía chilena de 1973. Hay una drástica reducción de la inflación, del déficit fiscal y de los gastos del sector público. Por otra parte, suben los impuestos y el desempleo disfrazado anterior se transforma en desempleo abierto. El segundo período corre entre el momento en que se fija el tipo de cambio y el célebre 13 de enero de 1983. Corresponde a una etapa de "milagro artificial" durante el cual hay una fuerte expansión del gasto total del país, que es superior al crecimiento de la producción interna, lo cual se refleja en el incremento del déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos. El gasto excesivo se financia con endeudamiento externo. De hecho, la fijación del tipo de cambio discriminó en contra del sector industria] del país y entrañó un subsidio a las importaciones. El tercer período representa un empeño rectificador que tiende a avanzar hacia el equilibrio entre los gastos y el producto nacional. Comienza una recuperación industrial, y en general, del aparato productivo del país. En todo caso, el destino de la nación no se jugará exclusivamente dentro delas fronteras de Chile. Hay que evitar cerrar las puertas. El país no debe entregarse a un nacionalismo económico excesivo. Así como Chile necesita la cooperación recíproca de sus sectores público y privado, también precisa la cooperación y el intercambio con las demás naciones.