El liberalismo creó un lenguaje propio, una terminología particular, extraordinariamente sutil y efectiva. Los textos de los pensadores liberales criollos del siglo XIX revelan el uso constante de ciertas categorías, entre las cuales se destacan las nociones de lo público y lo privado, conceptos antinómicos que en el hecho permitieron diferenciar claramente dos esferas de la sociedad: el ámbito familiar y doméstico, y el ámbito político de diálogo y acción.