Estados Unidos
Cumplida la primera etapa de la revolución, la experiencia que registró la Unión Soviética con la aplicación, bajo los auspicios de Lenin, de la llamada Nueva Política Económica (NEP), concebida a fines de 1921 para salvar la infraestructura productiva del país de su inminente colapso, permanece como uno de los reconocimientos más francos de la ineficiencia del socialismo para organizar la actividad económica. El episodio histórico pone también de relieve la disposición del pragmatismo revolucionario marxista para abandonar la ortodoxia y apelar a las prácticas del capitalismo toda vez que le convenga a sus propósitos de conseguir un control absoluto sobre el sistema económico y político de la sociedad. La experiencia sigue siendo aleccionadora en ambos sentidos.