“Antecedentes Históricos de la Política Arancelaria Chilena” es una ilustrativa reseña sobre la diversidad de políticas tarifarias que se han implementado en Chile, entre 1810 y 1930.El autor ha limitado su estudio a la época antes señalada, lo que lo hace altamente sugestivo. En efecto, el año 1930 no pone fin a la discusión arancelaria; por el contrario, la aviva, al punto que hoy en 1984 sigue siendo elemento de discordia. Lo que resulta atrayente en el trabajo es, entonces, poder constatar que los argumentos usados entre 1810 y 1930, para explicar alzas o bajas en el nivel arancelario, son exactamente los mismos que se esgrimen hoy, para introducir cambios en la estructura tarifaria. Razones de necesidad de recaudación fiscal, fomento a la industria nacional, bienes suntuarios y concepciones ideológicas, han sido invocadas para explicar la imposición de tarifas más altas o más bajas, o diferenciadas o parejas. La historia comienza en 1811 en los albores de la Independencia, cuando en el afán de librarse de España, el gobierno de entonces decretó separar al país del monopolio de comercio instituido por esa nación. Se abre así la posibilidad de poder importar y exportar hacia y desde cualquier país del mundo. Sin embargo, en febrero de 1811, y por razones de déficit presupuestario, se fija el primer arancel: 28%parejo a todos los bienes, excepto ron, cerveza, vino, aguardiente, tabaco, naipes y otros, que fueron considerados suntuarios, y sobre los cuales pesó la prohibición de internarlos. Hasta 1850 el nivel tarifario iba de 0% para algunos a 35% para otros, siendo la moda entre 30% y 35%.En 1860, con el advenimiento de un régimen más liberal, se bajan las tasas a un 15% y a un 25%, según el caso. Hacia el término del siglo XIX vinieron sucesivas alzas en los aran-celes, motivadas por el interés de proteger a la industria nacional. Por último, se reseñan las discrepancias que respecto de esta materia acaecieron el año 30 a propósito de la depresión.