Arturo Valenzuela
El trabajo analiza en profundidad el sistema de partidos chileno, su origen y características básicas. El autor sostiene que nuestro sistema de partidos está constituido por corrientes políticas diversas y muy distantes entre sí, las cuales estarían fuertemente arraigadas en la sociedad chilena y determinadas a través del tiempo por tres escisiones generativas fundamentales: centro-periferia, religiosa y de clase. Esta característica, a su juicio, restringe el margen modificable mediante mecanismos de “ingeniería política”. En la exposición se entrega una valiosa información estadística acerca del comportamiento histórico del electorado chileno, que comprende resultados de votación, índice de fraccionalismo del sistema y correlaciones entre las votaciones obtenidas por los principales partidos chilenos durante este siglo. El autor critica las correlaciones simples entre votación izquierdista marxista y pobreza, y se muestra escéptico respecto de que el crecimiento económico pueda alterar las preferencias políticas “fuertes” tanto de la derecha como de la izquierda, a diferencia de las preferencias comparativamente más “débiles” que caracterizan a buena parte de la votación del centro del país. Se concluye en el trabajo que la tendencia hacia una fuerte polarización fue agudizada por un exceso de poder presidencial, el cual ha impedido crear mecanismos de acomodación que permitan llevar a un acuerdo sobre las reglas del juego y las políticas requeridas para gobernar el país. De acuerdo a esta conclusión, el autor propone la creación de un sistema parlamentario que tendría tres ventajas importantes. La primera: evitaría la presión por estructurar grandes coaliciones o alianzas electorales en torno a un candidato, lo que favorece la polarización. Por otra parte, eliminaría el continuo estado de confrontación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Y en último término, moderaría los programas políticos de los diferentes partidos, al requerir para su implementación un amplio apoyo en el Congreso.