Juárez ha sido considerado en México como la encarnación viva de la legalidad, sin que se recuerde ni se haga mayor hincapié en el uso tan amplio y flexible que le dio a las llamadas “facultades extraordinarias”, lo que supuso una enorme y grave discrecionalidad en el manejó de la ley, comenzando por la propia Constitución de 1857 que dijo defender a ultranza frente a los conservadores y los imperialistas, y que acabó dirigiendo incluso contra los miembros del propio grupo liberal.