Alejandro Nieto
Madrid Corte, con su cohorte de funcionarios, es como la segunda piel de esta villa, acaso la más visible y próspera. Todo un ejército de burócratas, amén del abigarrado universo que gira a en su entorno, que no parece propicio a disolverse en el nuevo mapa autonómico sino que, por el contrario, tiene todas las trazas de seguir creciendo. Cambiarán algunas cosas menores, como la procedencia de sus miembros, gracias a la aparición de nuevos centros burocráticos. En suma, Madrid seguirá siendo, para sus restos, paraíso de funcionarios, zona ecológica ideal para su supervivencia como especie.