Esepeú
Carabaña 1908, los agradecidos operarios a su eximio patrón don Ruperto Chávarri. El agua de Carabaña, mítico terror de infantes empachados y depurativo eficaz de trastornos de la piel y del estómago, comenzó a comercializarse hace poco más de un siglo merced a la ilustrada iniciativa de un prócer decimonónico. En el plan de don Ruperto, al margen de la comercialización del agua, había otros muchos componentes. Hoy, cien años después, esta original iniciativa vive su decadencia camino de la ruina definitiva.