Madrid, España
El objetivo del artículo es ilustrar las pautas de desarrollo de las políticas de permisos parentales para utilizarlos como un mecanismo de fomento de la implicación de los hombres en el cuidado de los niños y la eficacia de los mismos en el caso de los padres españoles de niños de menores de 6 años. Los datos obtenidos en la encuesta «El uso de los permisos parentales, 2012» evidencian que los padres que han utilizado el permiso de paternidad dedican más tiempo al cuidado de sus hijos/as que quienes no lo han utilizado (5,1 horas diarias frente a 4,6), y quienes han recurrido a una reducción de jornada dedican aún más tiempo (5,5 horas), siendo lo que han utilizado una excedencia los que más tiempo dedican (6,6 horas). Con ello se demuestra la eficacia de los permisos específicamente destinados a los padres como mecanismo de fomento de la corresponsabilidad entre los progenitores.
En la primera parte del artículo se recoge la evolución de la extensión del derecho a los permisos parentales a los hombres, primero desde un punto de vista internacional, para centrar la atención después en la evolución seguida por la legislación española. En este contexto se ilustra como el principio que guía este proceso es, en una primera fase, el principio de no discriminación por razón de sexo, lo que lleva a la conversión de los permisos que van más allá del período de recuperación de la madre tras el parto en un derecho familiar que pueden utilizar ambos progenitores. Posteriormente se pasa a concebir los permisos como un instrumento para el fomento de la igualdad de género, bajo el supuesto de que el uso de estos permisos por los hombres contribuirá, entre otras cosas, a su socialización en el cuidado de los niños y con ello a la corresponsabilidad de ambos progenitores en su crianza. El derecho a los permisos parentales pasa a convertirse en un derecho individual y se reservan períodos exclusivos para el padre, como es la «cuota para el padre», o se crean permisos nuevos como el permiso de paternidad, que no son transferibles a la madre y que se usan por los padres o se pierden.
A continuación se analizan las pautas de utilización de los distintos permisos parentales por los hombres en España. Para ello se utilizan las estadísticas del Instituto de la Seguridad Social, así como los resultados de la encuesta «El uso de los permisos parentales, 2012». Esta encuesta se realizó en 2012 a una muestra representativa de la población española con edades comprendidas entre 25 y 60 años con el fin de conocer las pautas de uso, factores condicionantes y consecuencias profesionales y familiares del uso de los distintos tipos de permisos. Los resultados evidencian que mientras las tasas de uso del permiso de paternidad son muy elevadas (75% de los padres elegibles), el resto de los permisos sólo son utilizados por una minoría muy pequeña de padres: 0,5% de los padres elegibles de 25 a 60 años han utilizado una excedencia por cuidado de niños, mientras que la proporción de quienes han utilizado una reducción de jornada es del 1,8% durante una media de 24,5 meses. Se observa, no obstante, una tendencia de uso creciente de los permisos parentales por los hombres.
Tras una revisión de la literatura internacional y española sobre la eficacia de los permisos parentales como instrumentos para fomentar una mayor implicación de los padres en el cuidado de los niños, se plantea la cuestión a investigar. A partir de la submuestra a padres varones con derecho a permiso de paternidad (los que fueron padres y trabajaban después de 2007, cuando se introdujo el permiso) (tamaño muestral de 604 entrevistados con hijos menores de 6 años), se estima, mediante un ajuste de regresión lineal, el tiempo invertido por los padres en el cuidado de niños según el uso que hacen de distintos permisos parentales, condicionado por distintas variables de control. Las variables de control utilizadas son el tiempo invertido en el trabajo remunerado por ambos cónyuges, la utilización de distintas estrategias de conciliación de vida familiar y laboral, la edad de los hijos/as y su número, el tiempo dedicado por la madre al cuidado de los niños/as y el nivel educativo del padre. Controlados los efectos de estas variables, se estima que los padres que han utilizado el permiso de paternidad dedican media hora diaria más (0,48) a su cuidado que quienes no lo han utilizado, 1,3 horas más quienes han utilizado una reducción de jornada y 2,3 horas más quienes han utilizado una excedencia. Esta mayor dedicación temporal se refiere no sólo al momento en el que se disfruta del permiso, sino que se mantienen en el tiempo una vez reincorporados al trabajo remunerado. Por otra parte, estos efectos positivos sobre el cuidado y atención de los hijos/as son independientes de las estrategias de conciliación de vida familiar y vida laboral de las parejas. La utilización de recursos de conciliación externos a la pareja, como pueden ser el cuidado por los abuelos, la ayuda doméstica o el comer en la escuela no neutralizan los efectos socializadores en el cuidado que tienen los permisos parentales, ni contribuyen a reducir el tiempo invertido por los padres varones Únicamente el hecho de que los niños coman en el colegio (y, por tanto, no haya que ir a buscarlos y llevarlos de nuevo) está asociado con una reducción de 0,37 horas menos. Por otra parte, el tiempo dedicado por la madre al cuidado de los hijos tampoco contribuye a neutralizar el potencial transformador de las relaciones de género de los permisos, pues el tiempo invertido en el cuidado por el padre no está condicionado por el tiempo invertido por la madre. El efecto socializador del uso de los permisos no contribuye así a convertir el cuidado del padre en un recurso de conciliación compensatorio de la ausencia o escasez de otros recursos de cuidado, sino que contribuye a encontrar satisfacción en el propio hecho del cuidado.
Los datos analizados contribuyen, por tanto, a sustentar la tesis de que los permisos parentales se evidencian como un importante mecanismo para fomentar la corresponsabilidad en el ámbito familiar y contribuir con ello a la reducción de las desigualdades de género en la vida familiar.
The article explores parental leave policies as a possible mechanism for furthering male involvement in childcare and the effectiveness of this approach among Spanish fathers with children under the age of six. The data collected with the survey ‘Use of parental leave, 2012’ showed that fathers who took paternity leave devoted more time to caring for their children than those who did not (5.1 hours/day compared to 4.6 hours/day). Fathers who reduced their working hours as part-time parental leave devoted even more time to their children (5.5 hours), while those who took a full-time parental leave invested more hours (6.6) than any other group. Those findings attest to the effectiveness of leave specifically targeting fathers as a mechanism for promoting parental co-responsibility.
The first part of the article reviews the gradual extension of the right to parental leave to men, starting with other countries and then focusing on legislation in Spain. Non-discrimination for reasons of sex, the premise that initially drove this process, changed leave-taking beyond mothers’ post-childbirth recovery into a family right for which either parent was eligible. Such leaves were subsequently viewed as a tool for furthering gender equality on the assumption that their use by men would contribute, among others, to their participation in parenting and hence their co-responsibility in childcare. Parental leave was later instituted as an individual right with some, such as the ‘father’s quota’, reserved exclusively to fathers or the establishment of new paternal leaves not transferable to mothers, i.e., either used by fathers or forfeited.
That section is followed by an analysis of parental leave usage by Spanish fathers, based on Social Security Institute statistics and the results of the ‘Use of parental leave survey, 2012’. Conducted in 2012 on a representative sample of Spaniards between 25 and 60 years of age, the survey aimed to determine usage patterns, conditioning factors and the consequences of taking different types of leaves for the parent’s career and family. The findings showed that while paternity leave use rates were high (75 % of eligible fathers), other leaves were taken very sparingly: 0.5 % of the eligible fathers between 25 and 60 years of age took a full-time parental leave to care for their children, and 1.8 % reduced their working hours as part-time parental leave for a mean of 24.5 months. Nonetheless, the use of parental leave by men has tended upward.
The introduction of the subject of the research is preceded by a review of the international and domestic literature on the effectiveness of parental leaves as tools for furthering greater male involvement in childcare. The time invested by a sub-sample of 604 fathers entitled to paternity leave (those working and becoming fathers after 2007, when the leave was instituted) in caring for their children under the age of six was estimated using linear regression. The independent variable was their use of different types of parental leave and the analysis controlled for: the two spouses’ (paid) working hours, family and working life conciliation strategies, age and number of children, time devoted by the mother to childcare and the father’s level of education. Further to the analysis, fathers taking paternity leave devoted one half (0.48) hour more per day to childcare than those not taking the leave, while fathers who reduced their working day spent 1.3 hours/day more and those taking a leave of absence 2.3 hours/day more than those not taking such leaves. Such greater involvement was not confined to the duration of the leave but maintained after fathers returned to full-time paid work, while the beneficial effects on childcare were unrelated to couples’ family and working life harmonisation strategies. The use of outside resources such as grandparents or domestic assistance neither neutralised the effects of parental leaves on fathers’ involvement nor prompted a reduction in the time they invested. Lunch at school (obviating the need to bring children home and take them back) was the sole outside resource that affected fathering time (0.37 hours less). The hours devoted by mothers to childcare did not neutralise the potential of leaves to transform gender relationships either, for the time invested by fathers was not conditioned by the time invested by mothers. The use of leaves does not, then, turn fathers’ childcare into compensation for the absence or paucity of other options, but rather affords them the opportunity to find satisfaction in care itself.
The data analysed consequently support the hypothesis that parental leaves are an effective mechanism for fostering in-family co-responsibility and reducing gender inequalities in family life.