La reforma laboral del Partido Popular supuso un atentado contra la negociación colectiva y dejó en papel mojado el "Segundo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva" entre los sindicatos y la patronal. La reforma laboral fue un gran golpe, porque la negociación sufrió un importante freno. La prevalencia del convenio de empresa, asegurada en la Ley, dota a los empresarios de poder unilateral para establecer las condiciones que ellos consideren. Pero esto se ha visto frenado por el sentido común, ya que la convivencia laboral requiere de normas aceptadas por ambas partes, habiéndose conseguido en cierta medida que la negociación colectiva continúe siendo un eje importante en el desarrollo de las relaciones laborales.