Eugenio Bregolat y Obiols
En la última cumbre bilateral, Pekín propuso a Washington basar las relaciones en la ausencia de conflicto y confrontación, el respeto mutuo, y una cooperación mutuamente beneficiosa.
Durante la guerra fría las cumbres decisivas para el curso de la historia, las que recibían una cobertura mediática abrumadora, eran las que reunían a los líderes estadounidenses y soviéticos. Las cumbres Nixon-Breznev o Reagan-Gorbachov, por ejemplo. Bipolaridad es sinónimo de G-2. No es que Estados Unidos y la URSS se pusieran de acuerdo para dividirse o arreglar el mundo; bien al contrario, se consideraban acérrimos enemigos y sus sistemas político-económicos tenían vocación universal, aspiraban a la extinción del otro. La bipolaridad, o G-2, no obedecía a la voluntad de las partes, sino a razones objetivas que los diferenciaban de los demás actores del sistema internacional: grandes vencedores en la Segunda Guerra mundial, poderío militar, liderazgo ideológico, hegemonía en sus respectivos bloques, incluso potencia económica (pese a las carencias del sistema soviético).
EE UU y China, cuya relación bilateral ha pasado a ser la principal del mundo, son también diferentes de los demás...