Incansables promotores de la mundialización (y de su tríptico privatización-desregulación-liberación), los expertos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) parecen olvidar en ocasiones el pasado keynesiano de su institución. Los muros del Château de la Muette, que los albergan desde hace cincuenta años, esconden una historia tan desconocida como inesperada.