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En la segunda mitad del siglo XIX diferentes economistas liberales del norte de Italia plantearon la idea de que la emigración a países como la Argentina, no sujetos por vínculos coloniales, podría acarrear ciertos beneficios económicos que hasta entonces habían sido soslayados. Estos no sólo provendrían del envío de remesas por parte de los emigrantes, sino también de la formación de un mercado de consumo para los artículos de exportación. Tales formulaciones lograron un cierto eco en España, sobre todo en Barcelona después de la independencia cubana. El trabajo analiza los fundamentos de este planteamiento, sus cambios a lo largo del tiempo y las limitaciones que presenta a la luz de las correlaciones entre emigración y comercio exterior.
