El artículo contrasta la validez del modelo de castigo interbloques por precariedad laboral para las elecciones generales de 2000. Este modelo sostiene que las experiencias laborales en el segmento flexible del mercado de trabajo español pueden generar descontento con el partido gobernante entre votantes ideológicamente afines y facilitar, así, el voto transideológico. Utilizando una definición restrictiva de precariedad laboral, entendida exclusivamente como desempleo, el modelo de castigo interbloques se contrasta sobre una muestra de la población activa obtenida de la encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (estudio 2382) y obtiene sustento empírico. Los resultados sugieren que el Partido Popular fue castigado en el 2000 por votantes de derechas insatisfechos con su situación de desempleo, así como por votantes desempleados que no se identificaban con ninguno de los dos bloques ideológicos (izquierda-derecha). El uso de técnicas de simulación estadística nos permite calcular intervalos de confianza alrededor de los estimadores de los efectos de castigo. Estos resultados, junto a los obtenidos en un anterior trabajo para las elecciones de 1996, sugieren que el modelo de castigo interbloques por precariedad laboral es simétrico, puesto que parece funcionar con independencia de cuál sea el partido en el gobierno.