La digitalización, pionera en la televisión de pago, aparece ahora como objetivo internacional para la televisión por ondas, rodeada ahí de grandes promesas de diversidad y de acceso universal a la sociedad de la Información. Pero las políticas nacionales, asediadas por los lobbies económicos, amenazan con frustrar una vez más tales expectativas y potencialidades.
La digitalización, avanzada por la televisión por satélite y cable para canales y programas de pago, resulta coherente con la existencia de un mercado ya potente en muchos países, que exigía una diversificación de paquetes y tarifas a costes de red controlables. Sin embargo, estas tecnologías adaptadas a ese modelo de negocio se han revelado claramente discriminatorias socialmente, con exclusión de grandes porcentajes, muchas veces mayoritarios, de la población. Además han tendido a sumar una estructura monopolista por red y mercado a la creciente transnacionalización de los capitales accionariales, y a un empaquetado global de su oferta de contenidos que frustra con frecuencia las promesas de impulso a la producción independiente y nacional en general, y de diversidad de la oferta puesta a disposición de los clientes.