A partir de las premisas iniciales sobre la promoción de la lectura, corresponde hacer un diagnóstico en profundidad sobre las causas de la crisis de la lectura y proponer estrategias oportunas para llevar a cabo con éxito la labor de los docentes como colaboradores en el fomento de los hábitos lectores. Para ello es necesario distinguir entre la función entre los textos instructivos, los textos informativos y las lecturas recreativas en el desarrollo de las tareas escolares que promueve el profesor como mediador en la relación del niño o del joven con la literatura. Mediación que debe descansar en una eficaz enseñanza de la lectura, continuada y efectiva en sus actividades, que fomente su carácter de técnica de trabajo y que se traduzca en el fomento de la vocación lectora. La responsabilidad de la tarea docente exige además dotar a los escolares de hábitos de reflexión crítica para que puedan discernir los valores que aportan las diversas creaciones literarias.